CRÓNICA.- Notable corrida de Juan Pedro y primera oreja para Uceda tomado de burladero.com
Para comprender a un incomprendido
No ha hecho falta su palabrería barroca de punto cursi. Juan Pedro se murió todavía no hace un mes y sus toros le han hecho el favor de explicar a los cuatro vientos la idea que perseguía con obsesión y no supo explicar.
Toros para comprender a un incomprendido que, como tantos otros genios, muchos tomaban por loco. Toros para explicar toda una idea.
El primero, por ejemplo, recordó las tantas y tantas tardes para la basura que han protagonizado los juampedros. Toro hueco, vacío, insulso, de los que dan la impresión que allí puede estar uno mismo y hasta darle algún pase. Nada pasó, como es lógico. Uceda, por allí, con sus buenas formas, su aroma a torero y apostura sin más. Y la estocada, marca de la casa.
El segundo, el de sienes más estrechas y puntas más engatilladas, se recibió con pitos de los de ultras, los mismos que el día antes se deshacían en palmas con los mansos guerrilleros de Escolar. Pero Viñeta, poquito a poco, fue tapando bocas. Comenzó a galopar prontito, sin reservas, acudiendo a todo lo que se movía. ¿Será esto bravura? No, mira, que se duele en banderillas. Y, encima, escarba. Será mansedumbre, entonces.
Más allá de los gestos, Viñeta se puso a galopar con entrega en la muleta lejana y crispada de un ausente Bautista. Galope, tranco, ritmo, codicia, nobleza... ¿Síntomas de bravura o de mansedumbre? Ningún morucho de Salamanca jamás embistió así. Pero se ha ido a menos y ha terminado afogonado, comentaba el antijuampedrista del al lado. Toma claro, como que cualquiera soporta 25 tirones en 25 pases y le quedan ganas de embestir. Se murió sin gozar la gloria que entregaba a borbotones, sin reservas.
Después vino Falador, toro vulgar en presencia, cornidelantero, de los que meten miedo a los toreros y el público lo recibe como simplón. Este hablador en portugués dio todo un discurso para el que lo quisiera escuchar: la bravura, sustantivo sin capacidad de medición. Pero mostró otras grandes virtudes medibles. Ejemplo, fijeza. Otro ejemplo, prontitud. Hay más: brío, recorrido y humillación. En duración, cierto es, no sacaría un 10, más todavía dio lo suyo.
Morenito de Aranda tampoco sacaría un 10 en relajo, ni en pulso, ni mucho menos en abandono, donde suspendió. Sus telas parecían azotadas por el nervio que imprime la necesidad. Quiso, o eso pareció, pero aquello no cuajó.
Cuarto de corrida. Festivo de nombre. Toro de amplia cuna, sobrado cuajo y manos cortas, con un cuello hecho para humillar. Y para ello lo usó. Primero en la animosa y poderosa capa de Uceda, que ganó terreno en verónicas, rematadas con doble media en el platillo.
Tenía que ser, porque tanto almíbar en un toro es justo lo que pide la clásica y apuesta tauromaquia de Uceda Leal, que templó las casi indestemplables embestidas del funo. Otra vez conviene decir que la bravura no es medible, pero sí la enorme humillación, la capacidad de seguir la tela hasta el final y también su forma de reducirse cuando los pitones rozaban el vuelo de la roja. Una delicia de embestida casi mexicana, con la que el torero de Usera gozó en dos tandas de redondos. Si medimos la faena de muleta de Uceda, le ponemos un 6. A la estocada, un 10.
Todavía quedaban socios en la peña El Cuento de Juan Pedro. Pero saltó al ruedoJergoso, un negro, salpicado, bragado y corrido, listón castaño en el lomo y dos puñales adelante de los que también asustan más al torero que al respetable. Y este Jergoso se empleó en varas hasta derribar con estrépito en el primer encuentro, hasta empujar con fondo en el segundo puyazo.
Banderillas y a torear. Este es, Juan Bautista. No se le puede pedir más a un toro.Jergoso empujaba la tela por abajo, se venía alegre, se iba con claridad, un 9 en fijeza y un 10 en transmisión. ¿Qué nota le ponemos en bravura? Lo mismo da, porque en lo medible la media es de casi 9.
Este es, Juan, le decían. Mas no fue, porque el francés parecía ausente y autómata, capaz de hacer lo mismo con este caro burel que el mansón y tontorrón del otro día. Es decir, casi nada. Jergoso se fue entre una sonora, sincera y casi global ovación. Mudos quedaron los cuatro que no lo quisieron ver.
Para el colmo de los colmos quedaba Desestimado. Fue sexto, el último, polo opuesto del hueco primero. Y sus notas, aun con posible triunfo, bajaron en clase, subieron en genio, mantuvieron en humillación y suspendieron en ritmo. ¿Y de bravura? Medible no es, pero a este lo pintas de gris y bien bravo parece. Morenito lo domeñó por abajo en sabroso inicio. El mismo Morenito lo diluyó por no echar la moneda al aire.
Don Juan Pedro Domecq Solís, hoy se han ido contigo al menos cuatro toros con muchas de las virtudes que supiste vender, que fueron religión para los pocos fieles y cuento chino para la multitud de los agnósticos. Hoy se han ido, algunos con las orejas puestas, dignos hijos de tu enorme afición, triunfales víctimas de tu comercial verborrea.
Ficha del festejo
Plaza de Madrid. Cuarta de Feria. Casi lleno y tiempo espléndido. Toros de Juan Pedro Domecq, que lucieron divisa negra en señal de suelo por la muerte reciente del ganadero. Corrida variada en comportamiento, interesante. Nulo el soso primero, geniudo y humillador el sexto. Los otros cuatro, con muchas opciones. Destacaron el almibarado cuarto y enclasado, rítmico y brioso quiso.
Uceda Leal (añil y oro): silencio y oreja.
Juan Bautista (rioja y oro): silencio y pitos.
Morenito de Aranda (grana y oro): silencio tras aviso en ambos.
Incidencias: tras la muerte del tercer toro la banda tocó "Aquí está El Viti", en homenaje a los 50 años que ayer se cumplían de la alternativa del maestro Santiago Martín, rey de la puerta grande de esta plaza.
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