A LAS PUERTAS DE LA GLORIA ETERNA LLAMÓ JOSÉ GUILLÉN “EL EJIDENSE”
de Oscar Eduardo Fernández-Guillén, el Sábado, 31 de diciembre de 2011 a la(s) 18:31
***Conocido como el “rey del pitón izquierdo”, fue un insigne portador del gentilicio de su lar nativo, Ejido, llevado con donaire por nombre y bandera en las esferas taurinas.
A LAS PUERTAS DE LA GLORIA ETERNA LLAMÓ JOSÉ GUILLÉN “EL EJIDENSE”
Por: Oscar Eduardo Fernández Guillén.
Columnista Taurino.
A las puertas de la Gloria
llegó "El Ejidense" a llamar,
y San Pedro sin demora
las abrió de par en par.
(O. E. F. G.)
(Mérida - Venezuela) En las postrimerías del año 2011 un nuevo golpe ha sufrido la fiesta brava nacional que se viste de luto luego de conocerse el fatal desenlace del terrible percance sufrido por el carismático peón de brega merideño José Guillén “El Ejidense”, quien el pasado día domingo 25 de diciembre vivió un lamentable accidente en las cercanías de su residencia, ubicada en el sector El Salado de Ejido, Municipio Campo Elías del Estado Mérida, que le produjo múltiples contusiones a nivel cerebral, trayendo consigo el alojamiento de severos coágulos de sangre en dicha zona y posible fractura craneal.
La noche de este viernes 30 de diciembre “El Ejidense” entregó su alma torera al Creador cuando aún era atendido en la Unidad de Trauma Shock del Instituto Autónomo Hospital Universitario de Los Andes (IAHULA), tras varios días de encontrarse en estado de coma debido a la gravedad del accidente, que sólo afectó la región cerebral de su humanidad mientras que el resto del cuerpo quedó exento de daño alguno.
José Guillén “El Ejidense” también era conocido como “el rey del pitón izquierdo”, pues en el ambiente taurino todos coincidían en que verlo banderillear un toro por el pitón izquierdo, caminando despacio y con arte, era un auténtico lujo. Asimismo, en su entorno laboral era identificado con el mote de “El Chaval” debido al acento agitanado con que se expresaba, vestigio de sus innumerables andanzas por la Madre Patria.
Durante muchos años vivió en España, país a donde viajó en busca de su realización profesional como novillero y persiguiendo, como muchos otros, el anhelado sueño de ser matador de toros, contando con la ayuda de mecenas, entre ellos el Dr. William Velázquez, paisano y amigo, que le apoyaron constante y generosamente dentro y fuera de Venezuela.
Andalucía afloró en él el arte y su esencia gitana, pues además de conocer más a fondo las lides taurinas se adentró en las aguas del cante flamenco, género que le apasionó y acompañó doquiera que se encontrase, pues sólo bastaba con tener una guitarra y hacerla trinar para que “El Ejidense” interpretase cualesquiera de sus palos, quebrando la voz con la misma facilidad con que hacía quiebros al banderillear y dominando el cante, el toque y el baile cual diestro que domina los tres tercios.
Su desempeño como rehiletero le hizo acreedor de innumerables elogios, y su pericia y atención como peón de brega lo llevaron a laborar al lado de las figuras de su época, entre ellos Nerio Ramírez “El Tovareño” quien lo mantuvo a su lado como subalterno de confianza. Amigo de sus amigos, fue un hombre de noble trato y amable decir que no escatimaba esfuerzos para ayudar y hacer el quite a quien lo necesitase, vestido de luces o no.
En la memoria perdurarán los mejores recuerdos y jocosas anécdotas de un torero ejidense, valiente y ameno, que lidió muchos toros a lo largo de su carrera. Mas aunque se enfrentó al toro de la vida en una nueva faena “sin traje de luces ni público”, no libró con éxito tamaña voltereta propinada en ella por el más negro de los bureles. Su faena decisiva resultó sin vestido de torear porque dejó tras de si varios años de retiro, y sin público porque sólo estuvo rodeado de sus familiares, compañeros de trabajo y amigos más cercanos, dado que nuevamente la “gente del toro” demostró escasa solidaridad para con quien siempre fue consecuente.
Hoy se despide un año más, pero también se despide a un gran amigo. Dios te reciba a Su vera y que descanse en paz tu alma torera… Hasta pronto José, hasta pronto ¡Torero!