William Cárdenas Rubio es uno de los más firmes defensores de la fiesta a nivel internacional. Fue torero y diplomático de su país, Venezuela, y actualmente lucha para que la Unesco reconozca el arte de Cúchares como Patrimonio Cultural Inmaterial. Para ello ha creado la Asociación Internacional de Tauromaquia, entidad que preside y desde la que trabajan para la lograr este objetivo. Además, es el vicepresidente del Comité Ejecutivo de la Coordinadora Internacional por la Tauromaquia.
Ayer visitó Almendralejo para ofrecer la conferencia 'El papel de las instituciones en defensa de la Tauromaquia y su patrimonio cultural' y explicar a los aficionados cómo pueden defender la fiesta. La ponencia estuvo enmarcada en las VIII Jornadas Taurinas 'Curro Echevarría' que organiza la peña taurina 'Luis Reina'.
-Preside la Asociación Internacional de Tauromaquia. ¿En qué consiste esta agrupación?
-Esta asociación nace al abrigo de la convención de la Unesco de 18 de octubre de 2003, que va dirigida a salvaguardar el Patrimonio Cultural Inmaterial y que está firmada por 136 países. En la actualidad es el instrumento más importante para proteger nuestras tradiciones y las expresiones culturales más profundas y arraigadas. La agrupación tiene como objetivo que la tauromaquia sea reconocida como parte de ese patrimonio.
-¿Qué hay que hacer para lograr tal fin?
-Llevamos ocho años trabajando para sensibilizar a los aficionados de los países donde se practica la tauromaquia. Es importante que sepan que existe este instrumento y que forma parte del marco legislativo de todos los países taurinos. Cualquier ciudadano puede solicitar a sus autoridades inmediatas el reconocimiento como patrimonio cultural de la fiesta de los toros, de los encierros, de los recortadores... Después, cada uno de los estados debe reconocerlo a nivel nacional y por último, debemos presentar una candidatura colegiada de todos los países taurinos para lograr que la tauromaquia sea incorporada a la lista representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco.
-¿Quién tiene la llave para conseguirlo, el ciudadano o el político?
-Los ciudadanos tienen el papel protagonista, ellos identifican lo que forma parte de su patrimonio cultural. Después deben dirigirse a las autoridades más inmediatas, en este caso a los Ayuntamientos, para que se produzca ese reconocimiento. Esas declaraciones deben ir a los organismos responsables de cada nación para que reconozcan e identifiquen esa manifestación como patrimonio cultural.
-En España algunas comunidades ya han reconocido los toros como Bien de Interés Cultural aunque parece que es Francia el país que lleva ventaja en protección de la fiesta...
-Es que en Francia existe una administración centralizada y es mucho más fácil hacer el planteamiento al Ministerio de Cultura. En España hay que acudir comunidad por comunidad porque la administración está descentralizada. El reconocimiento de Bien de Interés Cultural que aplican algunas regiones es una medida de protección que está incorporado en las legislaciones autonómicas pero el reconocimiento de Patrimonio Cultural Inmaterial es mucho más amplio y con una cobertura mayor.
-¿En América se está trabajando de una manera similar?
-Sí, ahora tratamos de incentivar las declaraciones nacionales. En Venezuela, por ejemplo, ya hay tres ciudades como Tovar, Mérida y San Cristóbal, que han reconocido la tauromaquia Patrimonio Cultural Inmaterial; también Aguascalientes y ahora trabajamos en Colombia, Perú y Ecuador.
Sorprendidos
-¿Son optimistas con respecto a la consecución de su objetivo?
-Sí, de hecho cada día estamos más sorprendidos con la respuesta favorable que nos está dando el aficionado, que es quien se compromete y solicita a su Ayuntamiento este reconocimiento. Prácticamente todas las semanas tenemos noticias de declaraciones que se están produciendo en ciudades y municipios. El primero fue Toro, en Zamora, que inició en enero los trámites ante la Unesco para la declaración de sus festejos taurinos como Patrimonio Cultural Inmaterial.
-La abolición en Cataluña ha multiplicado las acciones en defensa de la fiesta, ¿cree que ha contribuido al auge de estas declaraciones?
-Sí, pero no solo la prohibición en Cataluña. Los ataques contra la tauromaquia se están produciendo en muchos sitios. En América, por ejemplo, son constantes. En Ecuador se ha prohibido la muerte del toro en Quito. Estamos ante una auténtica campaña de ataque a una expresión cultural que es el aporte más importante, desde el punto de vista de la cultura, del pueblo español. Nosotros lo heredamos de los españoles e hicimos nuestra la fiesta. Por eso ahora debemos estar unidos todos en su defensa.
-Habrá muchos aficionados que se pregunten qué es lo que pueden hacer, cómo deben dirigirse a sus Ayuntamientos para pedir que reconozcan la fiesta.
-Es un procedimiento muy sencillo y que no tiene ningún coste ni para el ciudadano ni para los Ayuntamientos. Los aficionados no tienen que recoger firmas ni nada similar porque basta una sola persona para lograrlo, aunque también pueden hacerlo las peñas. Tienen que dirigirse al Consistorio y solicitar mediante una propuesta que los toros sean declarados Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco en esa localidad. Los grupos políticos deben movilizarse y someterlo a pleno. En la mayoría de los casos aprobados hasta ahora ha sido por unanimidad, pues todos los partidos políticos han respaldado la declaración. Y así, estamos blindando poco a poco la fiesta y protegiéndola de esos inmerecidos ataques que está recibiendo.
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