El regreso de Rafael del Castillo- tomado de sin paralelo del vito meridiano
Rafael del Castillo, regresa hoy a su natal Cumaná. El oriental ha hecho carrera en el Perú. Más no en los hermosos parajes de la hermana nación que guarda con celo la huella del virreinato, sino en las duras arenas de la serranía andina. El Perú, de interesante y valiosa riqueza taurina, ha sido siempre un referente histórico para la fiesta de los toros en Venezuela. No hay que olvidar que el primer fogonazo de importancia que diera un torero venezolano en el extranjero fue el del caraqueño Eleazar Sananes “Rubito”, quien en la bicentenaria arena de Acho reclamó por su clase y valor la atención de los buenos aficionados limeños. En el tiempo, nombres como los de Lucio Requena y de Ramón Abascal ilustraron los carteles de las novilladas en Acho, ya que el sello de ser paisanos de los hermanos Girón en sus pasaportes. César y Curro, vencedores en Lima, conquistadores del Escapulario del Señor de los Milagros, ha sido lo más representativo de nuestro toreo. Tanto que aún después de haber partido en su tránsito terrestre sirven de apoyo a las decenas de jóvenes que viajan al Perú, con el aval de ser venezolanos y la ilusión de convertirse en matadores de toros.
Uno de ellos es Rafael del Castillo, quien esta tarde en Cumaná regresa a la patria para enfrentar una corrida de toros de Los Aránguez junto a otros cinco matadores de toros nacionales: Manuel Medina “El Rubi”, José Antonio Valencia, Javier Cardozo, Ramón Guevara y Juan José Girón
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