Manolo Muñoz demostró que se encuentra en el mejor momento para convertirse en figura del toreo, durante la novillada que inició la temporada de la Feria de Valencia, con una esmerada faena que le merecieron -sin discusión- las únicas dos orejas de la tarde.
La cansona jornada, celebrada en la Monumental que no registró un cuarto de plaza, a pesar de que era gratis, incluyó siete novilleros que se enfrentaron a un ejemplar de la ganadería La Coromoto, dos de la ganadería La Reina y tres de la ganadería El Rocío, de la cual Rocíero, fue el mejor de todos, que le correspondió al triunfador Manolo Martínez.
La mayoría de los aspirantes a toreros estuvieron voluntariosos pero sin ligar faenas completas, como para afirmar que están preparados para tomar la alternativa. Participaron Freddy Pérez, Leonardo Vegas, Manolo Muñoz, Christian Valencia, César Altuve y Angel Díaz.
El festejo, presidido por Angel Stopello, lo inició Freddy Pérez, con Andaluz, que al poco tiempo de salir al ruedo parecía que estaba muerto en vida, lo cual no fue suficiente para que el novillero lo despachara rápidamente. Fue en el cuarto intento, después de infinidad de pinchazos, que el animal cayó.
Leonardo Vegas, comenzó con Inmaculado, dando la impresión de que haría una faena meritoria, por su desempeño con la capa y las banderillas. Pero, cuando iniciaba su trabajo con la muleta, el animal le dio un puntazo en el ojo izquierdo que lo desconcentró y lo puso azorado. Aunque estuvo voluntarioso falló tanto con la espada que le tocaron dos avisos y, por un minuto, no le dan el tercero para que el toro se le fuera vivo a los corrales.
El triunfador
El tercero de la tarde, fue para Manolo Muñoz, quien viene de participar en diez novilladas en Perú, lo que le ha permitido estar suficientemente entrenado como para lograr el triunfo de ayer y demostrar que puede ser profeta en su tierra.
Con el capote dio seis verónicas rematando con una media, luego ofreció cuatro o delantales que remató con un farol invertido. En las banderillas fue extraordinario incluyendo un par al violín que le mereció una ovación de pie. Con la muleta dio artísticas tandas de derechazos y dos tandas de naturales, con molinetes y manoletinas, que fueron musicalizadas, con un aparato de sonido. Pegó una estocada entera que le merecieron dos orejas y vuelta al ruedo.
Edgar Díaz, El Victoriano, de los más experimentados del grupo, dedicó su toro a sus compañeros de la Escuela Taurina. Tuvo momentos destacados tratando de agradar y, en un acto de tremendismo, tiró la muleta antes de entrar a matar, lo cual pudo haberle ocasionado un percance. Dio una estocada tardía que ameritó el descabello, perdiendo así el trofeo que pudo haber ganado, si hubiese tenido más aplomo.
Christian Valencia, dedicó su ejemplar Porteño, a su padre Bernardo Valencia. El novillo le salió complicado por lo cual, en dos oportunidades, fue revolcado. No estuvo mal y dio una buena estocada que no causó efecto inmediato, por lo cual solo recibió saludos desde el tercio.
De César Altuve y Angel Díaz hubo poco que destacar por lo cual será en otra oportunidad
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