Mi Gober.
Qué onda con ustedes. Ya me se las últimas. Lo de las calcetas de vuestro Presidente Enrique Peña Nieto, cuando se autopublicitaba corriendo en la Carrera Presidencial. Los calcetines que dicen se puso al revés. Hay fotos que, siendo respetuosos, neta, pues la verdad se me hace que algo desencajaba con la dignidad del un corredor, o, al menos , con el buen gusto. Y para mal de males, EPN va y sale al paso de las burlas de redes sociales en su ¡cuenta oficial de Twitter!. Para dar explicaciones en su Facebook. ¡Nombre!, no manches (ahí debería haber escrito no mames, pero me dicen sea correcto).
A ver, que lo digo porque si EPN es presidente de un pedazo de país que conozco bien y amo más, México, pues se me antoja ligera pendejada. Lo digo con respeto, pues si no dice nada en su feisbuk cuando se le escapa El Chapo de la cárcel en un bis, pues lo de las calcetas al revés no parece cuestión de Estado. O cuando no respondió a los maestros de Iguala o en el hacer de la casa blanca. Y esta, carnales, es la frase. La mera mera. No es cuestión de Estado. No es cuestión de ningún Estado. No es cuestión de que un gobernador lidere o admita una prohibición contra la tauromaquia en Coahuila, sede geográfica, histórica, patriota y mexicana de Saltillo o Torreón, ciudades a las que les salieron los dientes de leche al lado del toreo.
Querido gobernador, un pinchi español no es quien para decir nada de casa ajena, pero un hastag que anima a la prohibición dice esto: ‘Apoyar la inciativa del Gobernador, que trata de fomentar un estado sin violencia‘. ¿Eso afirma usted?. No mames, gober. Con mis respetos, eh. Que pendejadada es esa. Al lado de ese chiste malo que es ‘fomentar la no violencia prohibiendo los toros’, ahí mero, lo de las calcetas de EPN es cuestión seria de Estado. Neta. Hablemos por derecho: un Coahuila que fomente la no violencia pasa por hacer actividades populares y estatales contra el Narco y la corrupción y la violencia, no por prohibir a los coahuilenses ir a los toros libremente. Nombre. Yo creo que, salvo alguna cruda o similar, pues, violencia, lo que es violencia, no hay. Un poco de ruido y mentar a la madre, poca cosa, guey. Perdón, se me escapó lo de guey.
Y que conste, Gobernador Rubén Moreira, que sólo es una visión personal, pero no se me hace creíble ese argumento. Más bien me parece falta de respeto o populismo, el mismo que usan políticos de mi país: lanzar cortinas de humo para ocultar el mero incendio. ¿Cuáles? Pues no se. Pues quizá el de su hermano, por cierto, un ex gobernador de ahí mero (como el love, Gober, tachuela quita clavo), que dice la prensa mexicana vive muy bien en Barcelona (nombre, que mal gusto, mejor en Madrid).
Y que conste, Gobernador Rubén Moreira, que sólo es una visión personal, pero no se me hace creíble ese argumento. Más bien me parece falta de respeto o populismo, el mismo que usan políticos de mi país: lanzar cortinas de humo para ocultar el mero incendio. ¿Cuáles? Pues no se. Pues quizá el de su hermano, por cierto, un ex gobernador de ahí mero (como el love, Gober, tachuela quita clavo), que dice la prensa mexicana vive muy bien en Barcelona (nombre, que mal gusto, mejor en Madrid).
O el de esa mansión de la que habla la prensa regaló su consentido Armando Luna Canales, o a la que se mudó usted en las afueras elitistas de Saltillo, ostentosa, lujosa, cara y diz que dice la prensa mexicana ‘regalo’ de alguien agradecido, o donde chingados fueron dos mil millones de pesos, diz que dicen, destinados a pagar una deuda fantasma. Pero eso no es violencia. ¡Uta si cambió el concepto de violencia!.
Los toros lo son. Pues mire, mi Gober, de cientos de mexicanos que conozco apegados al toreo, le digo que son gente de bien, patriotas, buenos mexicanos y buenos hombres y mujeres. Cumplidores de ley con la ley, muy productivos para su país. Mejor haría en escucharlos, no vaya a hacer una pendejada. Claro, que, ya sabe el dicho que diz que dicen ustedes: para lo pendejo no hay vacuna. Mire, écheme cuenta en esto, que el dicho da en el clavo. Lo se porque me lo lanzó a la cara una vez una tapatía que tenía dos cosas para ser creíble. Era mujer de una vez. Y lo peor, Gober, tenía razón. No hay vacuna. Neta si lo sabré yo. Órale pues, Don Rubén. ¿Para qué somos buenos, hombre?
Mejor déjese de populismos. Déjese de cortinas de humo. Hable con la gente del toro. Escúcheles frente a frente, de hombre a hombre, de hombre a mujer. Mire que tantito de violencia llevan en sus miradas. Sea mexicano, hombre. No. No le pido que se monte a caballo vestido de charro y lanzando balacera al aire, que los del cartel los ZETAS ya carraquean sus errequinces y sus cuernos de chivo mas de la cuenta. Hable con ellos, son gente de paz. La gente de paz es la más brava, Gober. Tenga la querencia del hombre, la der ser humano, y no la de los animales. Mire nomás: el ser humano que se aquerencia hacia el animal antes que hacia su semejante, o es pendejo o es por bisnes. O ambas cosas.
En años y años que ahí les voy cayendo, le aseguro que no he conocido mexicano más mexicano que uno del toro. Bravos. Porque son gente de paz. Si busca la paz, déjese de mamadas y tómense unos tequilas en una barrera en Torreón. A la salud de Coahuila. Y me disculpa la carta y la intromisión, pero ahí mero a mi también me duele. Ya. Amor de lejos, amor de pendejos. Ya lo escuché una vez, pero, Gobernador, sucede que, para mi y para muchos mexicanos, si quita los toros, está usted quitando el Nopal y el Aguila a la bandera mexicana.
Y no me responda diciendo pinchi español, a la verga. No. Pues en tocando los toros, en el Estado que sea, yo soy más mexicano que el nopal.
Atenta y respetuosamente.
CRV TOmado de mundo toro.com
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