Williams Cárdenas Rubio
Este fin de semana visité la ciudad de Baeza, invitado cortésmente por su Circulo Taurino para dar el Pregón de las Ferias del año 2011. Tan grato honor ha sido el preámbulo de una de mis mejores vivencias en la inagotable aventura de conocer esta España tan extensa como impresionante.
En Baeza me sentí como en casa, en primer lugar por la amabilidad y gentileza con la que fuimos tratados por los baezanos del Círculo Taurino de Baeza, y en segundo lugar, porque es un hecho indubitable que el alma de Baeza se repite en muchas ciudades y pueblos de América, a donde se llevó esta impronta cultural maravillosa, con una arquitectura que quiso reproducirse en tierras americanas, que anida en nuestro espíritu y hace que nos sintamos conmovidos por las emociones que nos trasladan a nuestros lugares de origen.
Tengo que decir que el tema que escogí para el Pregón en nada sorprendió a los baezanos, que tienen en su extenso inventario cultural el que su ciudad haya sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. De manera que se trató de un intercambio, en el que fui quien más aprendió de la feliz experiencia baezana.
Fue el día 3 de junio del año 2003 cuando las ciudades de Baeza y Úbeda alcanzaron tan notable distinción, justamente el mismo año en el que se firmó en París la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Y es que no es para menos, recorrer Baeza, su casco antiguo, sus palacios, iglesias y sus maravillosas estancias es trasladarnos a la Edad Media y a la vez disfrutar de una bella ciudad en la que se ha sabido armonizar el esplendor de la arquitectura románica y renacentista con el modernismo, sin que se note ningún tipo de ruptura. Parajes de un romanticismo único y de una categoría que no puede ocultar su noble abolengo y victorioso pasado. No hay duda, solo un lugar como éste podía atrapar al poeta Antonio Machado en un momento dificil de su vida.
La muralla, una auténtica fortaleza, construida para defenderse de los invasores y convertir esta plaza en una de las mas codiciadas en la Guerra de la Reconquista, nos permite intuir la inteligencia y carácter de sus antepasados. Ver desde la muralla los campos que la rodean, con una mirada que no atisba el horizonte, antes repletos de enemigos al acecho, ahora llenos de olivos, nos dan idea del valor de sus pobladores, curtidos en mil batallas nunca mejor dicho. Auténtico "Nido Real de Gavilanes" como la llamó el romancero.
Ahora Baeza ya no necesita de su muralla para proteger su Patrimonio monumental. Ha recurrido a la UNESCO que le ha dado el blindaje que permite que toda esa belleza se mantenga a través de los tiempos. No resultó fácil, fueron mas de 15 años de lucha, con algún que otro revés, pero al final lo consiguió. Ese es el ejemplo que los taurinos debemos seguir.
Los baezanos, a través del Círculo Taurino de Baeza, se han puesto en marcha para solicitar a sus autoridades locales, presentes en el Pregón, que la Tauromaquia sea reconocida como PCI. Esta nueva declaración no será más que la extensión de su reconocimiento como ciudad Patrimonio de la Humanidad, pues es un hecho que todo este Patrimonio en Baeza es indisoluble, pues está unido por los más férreos vínculos.
Es justamente alli donde nos hemos encontrado con los hitos que van a dar luz al camino que estamos recorriendo por conseguir para la Tauromaquia la protección de la UNESCO.
Para la Declaración de aquel 3 de junio del 2003, en la reunión que definía las candidaturas, fue elemento determinante en la estrategia de la Delegación española la intervención del representante de México, D. Francisco López, quien con un brillante discurso a las bondades y singularidades arquitectónicas de las ciudades de Úbeda y Baeza, a su perfecta dualidad urbana y unidad cultural, agregó el argumento por demás elocuente de que esa maravilla fue exportada a América y ahora pertenece a los pueblos y ciudades americanos donde floreció la semilla arquitectónica llevada por los españoles, lo que motivó el decisivo respaldo y definitivo apoyo a la candidatura española, que ha traído la gloria y protección eterna para Úbeda y Baeza.
Pues bien, este punto es clave para lograr que la Tauromaquia sea reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, y tendremos que copiar el argumento de los baezanos, para proteger nuestra Fiesta de los Toros, pues asi como la arquitectura baezana con su paisaje cultural evolutivo la podemos admirar en ciudades de México, Colombia, Perú, Ecuador y muchos otros países americanos, así podemos apreciar en ellos la impronta cultural de la Fiesta de los Toros.
Al expresar mi admiración por Baeza y los baezanos quiero agradecer expresamente el generoso y afable trato con el que nos obsequiaron. Ojalá podamos estar juntos de nuevo ante la UNESCO, esta vez con algo también tan baezano, español y americano como la Tauromaquia.
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