Las dos caras de la fiesta en dos toros: cuarto y quinto. En el cuarto llegaron las dos cornadas de Juan Mora, una en el escroto en el saludo de capote y otra, grande y en la ingle derecha, cuando se relajaba de muleta. En el quinto, otra lección técnica de El Juli, con el toro de mayor movilidad de una mala corrida de Cuvillo.
El primer acto de la tarde resultó deslucido. Si bien en los primeros compases hizo concebir esperanzas con el capote, el toro no humilló en la muleta y nunca quiso entregarse a la disposición del extremeño Juan Mora, que mató con prontitud.
El segundo Cuvillo de la corrida no llegó ni a morir a espadas. pese a que tanto El Juli como su cuadrilla lidiaron para apostar cuidando al toro, el castaño de Cuvillo llegó a la muleta con cierta movilidad pero defendiéndose con derrotes al aire. El toro, acobardado, se echó antes incluso de que Julián cogiese el estoque de acero y hubo de ser apuntillado.
Y si el segundo no llegó a morir a estoque, el tercero mostró reacciones extrañas. Primero quiso saltar por sorpresa al callejón, después fue medido tanto en el caballo como en la brega por la cuadrilla de Castella y llegó a la muleta para enseñar, muy pronto su cobardía. Tardo, reculando, mirando en busca de una rendija por dónde escapar, lo único positivo que enseñó fue la humillación en las primeras arrancadas repetidas. Luego, amagó con echarse y terminó por defenderse con mal estilo y queriendo coger al francés. Imposible, aunque Castella lo intentó hasta matar con habilidad.
El cuarto toro hirió a Juan Mora en la bolsa escrotal en un primer derrote en los primeros capotazos. Siguió en el ruedo Mora, que incluso llegó a dibujar los pasajes más toreros en el inicio de muleta, en doblones a dos manos de hermosa factura. Llegó a relajarse en el toreo al natural, torero Juan Mora, que se confió pese a que elCuvillo no era claro. tras un natural, al intentar ligar el de pecho, el toro prendió al torero extremeño por el glúteo y un segundo derrote hizo que penetrara gran parte del pitón en la ingle derecha de Juan Mora.
Mientras los médicos operaban las dos cornadas de Juan Mora, El Juli ha dado otra lección de técnica, cabeza, precisión, valor y ambición. El toro de Cuvillo ha lucido como mayor virtud una movilidad un tanto descompuesta. Juli aprovechó esa movilidad, primero en las distancias largas, soltándo los muletazos y sin obligar. Luego fue sometiendo, poco a poco, para terminar con la mano rastrera y pudiendo al toro en hermosos muletazos por ambos pitones. Mató de estocada trasera y caida y cortó dos orejas.
Sebastián Castella cerró la tarde y la feria con un colorado de 610 kilos. El francés hizo un esfuerzo por buscar las vueltas a un astado que nunca quiso romper hacia adelante. Lo intentó todo, pero el de Cuvillo nunca fue agradecido.
Ficha del festejo
Plaza de toros de Pamplona. Lleno total. Toros de Cuvillo, desiguales de presentación. El 1º nunca humilló; el 2º tuvo movilidad inicial y la cara suelta para acobardarse hasta ecjarse al sentirse sometido; el 3º, desconcertante, tuvo su guasa; el 4º terminó orientado; el 5º, con movilidad y viaje; el 6º, deslucido.
Juan Mora: silencio y cogido en el cuarto.
El Juli: silencio y dos orejas.
Sebastián Castella: silencio y ovación.
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